Storytelling fotográfico: El descanso del guerrero

Me encanta fotografiar a mi hijo a escondidas.

Llegará un día o en que no me dejará, pero hasta ese momento pienso aprovechar bien el tiempo! Me parece que este tipo de fotografías tienen un algo especial y me permiten ese storytelling fotográfico que tanto me gusta.

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Situación

En esta ocasión estamos volviendo de un cumpleaños. Uno de esos cumples en los que les pintan la cara a los niños mientras tú piensas «se nota que no vas a despintarle tú al llegar a casa…»

La fiesta se alargó más de lo previsto y tal y como me suele ocurrir siempre, Javi se quedó dormido nada más sentarlo en el coche…

Objetivo

Uno de mis objetivos aquí sería normalmente intentar despertarle, mantenerle entretenido hasta llegar a casa aún a riesgo de meterme un leñazo conduciendo, darle mi móvil para que juegue, etc, pero la verdad es que estaba tan gracioso con su cara pintada de Spiderman y a la vez tan derrotado de su ajetreado día que cambié mi objetivo por otro: recordar ese momento con una fotografía.

¿Por qué funciona esta fotografía?

Podría simplemente haberle fotografiado desde el asiento del conductor, en el que me encontraba, pero la foto resultante no tendría tanta gracia, de modo que me cambié al asiento del copiloto y directamente «le espié», me colé por el hueco del reposa cabezas y con mi móvil, que era lo único que tenía a mano, enmarqué la situación para contarla luego.

Esta fotografía funciona porque retrata un momento, porque cuenta una historia.

Sólo con ver la fotografía nos imaginamos una tarde de juegos y un regreso en coche en el que

el niño no puede evitar quedarse dormido

Gracias al marco natural del asiento ganamos en profundidad de campo y conseguimos centrar la atención en lo realmente importante.

Enmarcar nuestras fotografías generalmente las dota de contexto, en este caso nos hace ver

que se trata de una siesta en un coche.

Los colores de la cara de Javi contrastan con el negro del asiento. La imagen sin duda no funcionaría igual si no tuviese la cara pintada con esos tonos.

Y aún encima tuve la suerte de que, cambiando un poco el ángulo a la hora de tomar la fotografía, conseguí incluir un haz de luz que no estropea la foto porque se trata sólo de un destello y porque el enfoque continúa en la cara de mi hijo.

Este es el storytelling fotográfico de esta imagen. Pronto más!

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